Frente a los posibles rebrotes del COVID19 en CONNECTATS observamos las medidas de seguridad necesarias. Os recibo individualmente con el mobiliario desinfectado, las manos limpias con jabón y/o gel hidroalcohólico y la mascarilla puesta.
Frente a los posibles rebrotes del COVID19 en CONNECTATS observamos las medidas de seguridad necesarias. Os recibo individualmente con el mobiliario desinfectado, las manos limpias con jabón y/o gel hidroalcohólico y la mascarilla puesta.
Estamos viviendo una situación en la que se han instaurado medidas sociales preventivas que influyen radicalmente en nuestras vidas.
La emoción es una forma natural de energetizar nuestro cuerpo preparándonos para dar una respuesta a una situación concreta.
Del griego holo (ὁλο), hace referencia a un todo integrado que es diferente de la suma de sus partes.
La vergüenza suele presentarse como consecuencia de un fracaso en público donde hemos estado expuestos a la mirada de los demás. Aparece en nosotros el sentimiento de no ser lo bastante buenos, de ser menos capaces que los otros, de no valer lo suficiente. Conlleva un sentimiento de inferioridad que se manifiesta cuando nos comparamos y situamos por debajo de las otras personas.
El presente es increíblemente fugaz y también lo único que existe. Aún no he acabado de escribir una palabra y ya estoy, en mi inmediatez, escribiendo “esta” otra que ahora mismo ya forma parte del pasado.
La tristeza como cualquier otra emoción cumple un papel fundamental en nuestra regulación y como tal no tiene nada de malo.
Hace tiempo que se ha dejado de considerar la salud y la enfermedad como dos opuestos antagónicos. Uno antes estaba sano o enfermo. Y la salud era definida como la ausencia de enfermedad.
Las creencias y expectativas de una o varias personas con respecto a otra influyen en esta última de forma que pueden llegar a resultar determinantes, tanto si estas van en el sentido de su desarrollo como si no.